El 8 de enero de 1983, los aplausos sonaron por primera vez para un grupo de vecinos de la ciudad del Ega que ha estrenado quince obras distintas desde entonces. - Buena parte de las dieciséis personas que integran ahora el grupo capearon ya las dificultades de los inicios. - Fieles casi siempre a la comedia, tienen en el espectáculo musical una asignatura pendiente que abordarán en el futuro. (Fuente: Diario de Navarra)
ANIVERSARIO DOS DÉCADAS EN ESCENA DEL TALLER DE TEATRO DE ESTELLA
Texto: M.P. Amo. Fotos: Diego Echeverría y cedida a DDN.
Desde que el telón se levantó por primera vez, el teatro ha formado parte de las vidas de los estelleses que integran Kilkarrak. Veinte años y muchas horas de ensayos les separan del 8 de enero de 1983. Ese día se estrenó Pic-nic, una obra de Fernando Arrabal con la que el grupo debutó en un escenario al que no ha fallado desde entonces.
Durante dos décadas, los actores del taller teatral de la ciudad del Ega han representado quince obras distintas y cosechado los aplausos de un público habituado a los estrenos de cada primavera. Esta temporada, a finales de junio, llevarán al escenario Maribel y la extraña familia, de Miguel Mihura. Dieciséis personas preparan el nuevo montaje a un ritmo que se acelera conforme tachan fechas en el calendario.
Para ellos, desde las más jóvenes incorporaciones hasta los veteranos que han soplado con Kilkarrak las velas de muchos cumpleaños, no es sino un tópico el que hoy asocia crisis y teatro. Pedro Echávarri Vega, presidente del grupo y director de varias de sus obras, sostiene que el tiempo no ha borrado ni la magia que lo sustenta ni un efecto imán sobre gente con inquietudes.
Un equipo estable
El equipo humano con el que Kilkarrak capeó los primeros estrenos sigue ahí en un amplio porcentaje. El propio Pedro Echávarri, su hermana Luci, Pedro Irulegui, Raúl Urriza, Ángel Hervás, Roberto Larrión, Sergio Casi o las hermanas Cristina y Natalia Lisarri integraban ya los repartos de los ochenta. Una nueva hornada de actores, como Patricia Aragonés, Pablo Lisarri y Nelia Oroz, temporalmente al margen por su reciente maternidad, se ha sumado a un grupo abierto a nuevas incorporaciones. A los fichajes se les pide una garantía de continuidad, calidad en la interpretación y un interés real.
Kilkarrak sale adelante con las actuaciones que ofrece en su ciudad y en otros puntos de Navarra. Sus componentes tienen en el teatro su gran afición pero viven de sus respectivas profesiones. So obtienen un beneficio económico, lo destinan a formación. Duchos en la comedia de textos clásicos y contemporáneos -el género de buena parte de sus representaciones- miran al futuro con la vista puesta en un espectáculo musical. Se trata de un reto viable si se aprovechan las buenas voces de las que hacen gala varios de sus actores. La historia de Kilkarrak asoma detrás de las conmemoraciones de este año. Pedro Echávarri, que vivió aquella época con varios de sus actuales compañeros, cuenta cómo, en 1982, un grupo de jóvenes se interesó por crear un grupo de teatro. Un intento que por entonces hizo con el mismo sentido el denominado club juvenil no salió adelante. La propuesta en la que se involucró Echávarri coriió mejor suerte y encontró el respaldo del gobierno municipal. "Javier Hermoso de Mendoza era concejal de Cultura y nos garantizó unos mínimos para echar a andar. Empezamos como una actividad del colectivo Almudí y llegó Picnic", dice. Kilkarrak continuó vinculado al organigrama cultural del Ayuntamiento durante una década hasta que, en 1993, ambas partes llegaron a un acuerdo y el grupo despegó en solitario.
Cumpleaños entre ensayos
El taller de teatro de la ciudad del Ega ha cumplido los veinte años con discreción y volcado en sus ensayos habituales. El pasado 17 de abril, en plena Semana Santa, llegó a Estella de su mano la obra El príncipe y la corista, con Emilio Gutiérrez caba y María Adánez en el reparto. El acto relevante del aniversario colgó el cartel de completo en la sala principal de los cines del paseo de Los Llanos.
Con los comienzos llegaron los problemas para un equipo que, como recuerda Pedro Echávarri, contaba con "muchas ganas y poca experiencia". Superada una crisis que causó las primeras bajas, a Kilkarrak le llegó un respaldo importante en forma de galardón. En 1986, con El médico a palos dirigida por José María Asín ganó el premio a la mejor obra de un texto clásico en los Encuentros de Teatro para Jóvenes.
Patricia Aragonés Achutegui, nuevos rostros en escena.
"Lo que de verdad me importa es crecer como actriz"
-¿Cómo llega al escenario?
-Estudiaba en el actual Instituto Politécnico y me gustaba este mundo. El profesor de Literatura decidió montar una obra con la que empecé. Luego estudié en la Escuela de Teatro de Pamplona y, en 1999, me uní a Kilkarrak.
-¿Le llena o tiene metas profesionales?
-Cuando decides estudiar teatro, de alguna manera enfocas tu camino hacia la profesionalidad y es lo que te gustaría hacer. Pero lo que de verdad me importa es crecer como actriz.
-¿Es una afición o su vida gira en torno al escenario?
-He orientado hacia este mundo mis pasos y hago más cosas relacionadas con el teatro. Doy clases a niños del colegio Remontival como una extraescolar y dirijo el grupo femenino Blanca Cañas.
LOS MOMENTOS
El estreno. Hace algo más de veinte años, el 8 de enero de 1983 Kilkarrak debuta en los escenarios con Picnic, de Fernando Arrabal.
¿Por qué Kilkarrak? La palabra que da nombre al grupo significa "grillo" en euskera. En medio de una reunión en la que los actores buscaban el consenso sobre el nombre, alguien
dijo que aquella conversación se asemejaba a "una caja de grillos", Sin saberlo, dio en el clavo.
En solitario. Hace diez años, en 1993, Kilkarrak se separa de mutuo acuerdo del colectivo cultural Almudí. Desde entonces, vuela en solitario, aunque mantiene convenios puntuales
de colaboración con el Ayuntamiento estellés.
Pedro Echávarri Vega, la voz del veterano
"Hay que ser flexible, sin hacer de esto una militancia"
-¿Recuerda cuándo llamó el teatro a su puerta?
-Estudiaba Magisterio en Pamplona y me vinculé a un grupo de la Universidad de Navarra. Cuando volví a Estella necesitaba desarrollar esa inquietud y, junto a otros jóvenes de entonces, dimos los primeros pasos de los que, con el tiempo, saldría Kilkarrak.
-¿Cuál es la clave para mantener unido a un grupo tantos años?
-En el teatro aficionado hay que ser flexible porque no se trata de hacer de esto una especie de militancia que acabe agobiando. En general, nos hemos mantenido aunque a veces alguien se desvincula por asuntos laborales.
-¿Siempre han sentido el apoyo del público?
-La verdad es que la gente nos responde. Cada estreno, la sala grande de los cines se llena durante dos días.
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