La noche de caldereros estuvo guiada por una comitiva de decenas de personas

La noche de caldereros, antesala de la fiesta del carnaval, representó ayer por las calles céntricas de Estella la historia de los antiguos zíngaros. Una comitiva, formada por decenas de personas y precedida por una representación itinerante del grupo de teatro Kilkarrak, recorrió el Casco Antiguo con el sonido estridente de sartenes, cazuelas y martillos. (Fuente: Diario de Navarra)

El desfile de caldereros, preámbulo del programa de carnaval de Estella desde hace ocho años, salió ayer con un cuarto de hora de retraso, en torno a las seis y media de la tarde, desde los locales de la Peña La Bota. El colectivo Kilkarrak, bajo el nombre «Los hijos de la luna», abrió un desfile con un cómico guión en busca de un novio para Esmeralda, la protagonista, papel que representó la actriz Elsa Preciado.

Junto a ella, otros personajes interpretados por Raquel San Pedro, Pablo Lisarri, Amaya Echávarri y Pedro Echávarri, entregaron claveles a los asistentes y realizaron algunas paradas espontáneas durante el recorrido, donde primó la improvisación. Tras ellos, cuatro acordeonistas, alumnos de la escuela de música Julián Romano, y un carro con la joven Ainara Mosén, quien dirigió el compás del grupo de músicos.

Componentes de la banda de música de Estella y de la fanfarre Igarri interpretaron con trombones, trompetas, saxofones y bombos, cinco piezas, ya que la sexta no precisó acompañamiento instrumental. Algunos componentes de los ex danzaris Francisco Beruete bailaron polkas durante el recorrido y se entremezclaron entre el grupo final que entonó varias canciones y les acompañó con el sonido de las cazuelas.

La comitiva, que bajó por la calle La imprenta, pasó por la Estrella y entró en la calle El Puy, donde les ofrecieron un primer aperitivo. En ese momento reanudaron la marcha por las calles Carpintería y Mayor hasta coronar la plaza de Santiago. Desde allí, cogieron la calle Calderería y, ya en la plaza de los Fueros, tuvo lugar el acto central de la salida vespertina. El grupo Kilkarrak finalizó su escenografía con una pantomima de boda húngara en el kiosko. Después de esto, la comisión de carnaval preparó una chistorrada.


Pañuelo y sombrero

Antes del paseo por las calles, en torno a las seis de la tarde, la sede de la peña La Bota era un trajín de vestuario y gente. Ellos con chaleco y sombrero, ellas con falda, pañuelo y abalorios. Carlos Ruiz, miembro de la comisión de carnaval local, se refirió a la mayor afluencia de gente. «Cada año se suman más personas y esta vez hemos podido premiarles con una completa agenda festiva, a diferencia del año pasado, cuando tuvimos que recortar actividades por la falta de presupuesto», dijo. Para la ocasión, el Ayuntamiento les ha subvencionado con 12.000 euros. A pesar de ello, el colectivo se siente algo desprotegido por el consistorio. «Creemos que este acto no cuaja en la agenda municipal y así no vamos a conseguir consolidarlo», sostuvo.

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