Las visitas teatralizadas que tanto poder de convocatoria tuvieron hace cuatro años vuelven al Monasterio de Irache con el grupo Kilkarrak de Estella. Al montaje de anteayer seguirán las otras
dos sesiones del próximo domingo.
(Fuente: Diario de Navarra)
Casi cuatro años después de que Kilkarrak recurriera por primera vez a la escena para mostrar la historia del Monasterio de Irache, el pasado volvió al cenobio de la mano de trece intérpretes. El
grupo de teatro de Estella recupera en estos primeros días de verano las visitas teatralizadas que tanto poder de convocatoria tuvieron en su primera edición. Lo hizo anteayer y lo repetirá el
domingo, con un pase por la mañana y otro a las seis menos cuarto de la tarde.
El Ayuntamiento de Ayegui incluye de nuevo esta oferta en el que se convertirá en futuro Parador Nacional de Turismo. Ochenta personas en la primera sesión y sesenta por la tarde lo recorrieron
de la mano de un iniciativa que lleva por título Diálogos con el arte, Irache a la luz de los tiempos, la misma, con algunas variaciones y rostros nuevos, que se estrenó en otoño del 2004 y
constituyó entonces una novedad en la zona.
Trece intérpretes
Satisfechos con la respuesta obtenida, los trece integrantes de Kilkarrak a los que moviliza esta puesta en escena repetirán en unos días un montaje que combina el teatro con el recorrido por el
monasterio siguiendo las explicaciones de Elba Ochoa Larraona, licenciada en Historia del Arte que asume la dirección técnica y fue autora del guión. Es ella la encargada, durante una hora, de
establecer el hilo conductor del relato. Junto a Pedro Echávarri Vega, el director artístico de las distintas puestas en escena de Kilkarrak caracterizado en esta ocasión de fray Bernandino,
recibe en la entrada del monasterio al grupo de visitantes, "peregrinos" ocasionales que hacen en Irache un alto en el Camino.
Javier Hernández, otro de los rostros habituales de Kilkarrak, sale a su encuentro como uno de los antiguos estudiantes del monasterio. A través de las apariciones de los actores que representan
escenas relacionadas con el pasado del cenobio y de la narración de Elba Ochoa, el espectador conoce su etapa como universidad, las guerras carlistas, la desamortización de Mendizábal, el periodo
de los escolapios o el cambio que supuso la imprenta para los monjes copistas.
Raquel San Pedro, en el papel de Margarita de Parma, irrumpe en el paseo al frente del antiguo hospital, junto a Amaia del Campo y Bárbara Zabalegui, en el papel de las monjas que le ayudan a
curar a los enfermos de ambos bandos y volcadas, en este punto del relato, con el soldado herido encarnado por Iñaki Lizarraga. La escena no olvidó a los maestros constructores, Martín de
Oyárzabal, encarnado como en el estreno por Pedro Irulegui, y su ayudante Tomás, Joseba Morrás en este ocasión.
Pablo Lisarri, caracterizado como Diego de San Cristóbal, asoma al relato con otra de las caras nuevas de las visitas de este verano, el abad al que da vida Francisco Buira, el veterano de estos
recorridos guiados. A partir de este momento, ya en la recta final, el itinerario se introduce en la iglesia, donde se recrea una escena con monjes ocupados en la escritura de pergaminos para dar
paso después a dos lugareñas. Cristina Lisarri y Maialen Zabalbengoa ofrecen con su conversación detalles de la antigua vida en los burgos de Estella. La visita, que esta vez terminó con los
sonidos del acordeón, proporcionó un último sobresalto para el final, la nueva aparición de Joseba Morrás, esta vez en el papel de Manuel García, párroco de Ayegui en el siglo XIX.
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