‘El Tartufo’, los locos años 20 y la veteranía de Kilkarrak entran en juego para ofrecer una doble representación en el espacio cultural Los Llanos después de Navidad. La nueva obra en la que se trabaja desde febrero está lista para su público. (Fuente: Diario de Navarra)

Estella - M. P. Amo

Kilkarrak vuelve al escenario y elige para su nuevo estreno el Tartufo. Molière para comenzar el año en Estella con una doble función los días 10 y 11 de enero en la sala principal del espacio cultural Los Llanos. Su propuesta, respetuosa con el texto original, quiere acercar uno de los grandes títulos del teatro clásico al espectador del siglo XXI con una obra que se enmarca en la estética de los locos años 20 y toma en este contexto el título de Tartufo Art Decó. En escena, catorce actores presentan ante su público el fruto de meses de trabajo, con febrero como punto de partida y los últimos ensayos en pleno calendario navideño.

Hay que remontarse al año 1983 y a Picnic para encontrar en la larga relación de estrenos de este grupo amateur uno en estas fechas pasada la festividad de Reyes. Aunque su idea apuntaba en principio a antes de Navidad, posponerlo ha permitido una recta final más tranquila, como explica Pedro Echávarri Vega. En el referente y veterano del teatro de Estella recae la dirección de una obra cuyo texto también ha adaptado y en la que se subirá también al escenario para ponerse en el papel de Orgón. Encarna así al burgués adinerado que cae bajo la influencia del Tartufo, el falso devoto y manipulador que da nombre a esta pieza costumbrista del siglo XVII.

Con Molière, Kilkarrak se ha enfrentado a un texto difícil principalmente para los más jóvenes menos familiarizados con el teatro clásico. Pero el grupo sabe ya de retos después de incorporar a Shakespeare a su repertorio con El sueño de una noche de verano que estrenó en 2014. Echávarri se refiere a las diferencias entre ambos grandes títulos e indica que, mientras en ese caso las coreografías cobraron un peso muy importante, ahora se trata de un texto puro y duro. "Es también un reto y una satisfacción poder ofrecer a los espectadores grandes autores", señala. Y apunta al esfuerzo que conlleva. "En el teatro amateur hay una realidad, la de compaginarlo con la vida familiar y labora, que es complicado. Supone un gran mérito, especialmente por parte de las mujeres de Kilkarrak que tienen que conciliar con niños pequeños", subraya.

Kilkarrak valoró también otros aspectos para apostar por ese contexto de los años 20 del siglo pasado. Afrontar escenarios del XVII se les iba de las manos, así que escogieron un marco temporal cuyo vestuario y decorados les resultaba más viable. El resultado -añade Pedro Echávarri- una puesta en escena elegante, como lo era la indumentaria de ese tiempo para abordar con un enfoque crítico temas como la hipocresía, los falsos devotos y otros elementos de una obra que sorteó en el siglo XVII. "Estamos en esa época de entreguerras, años locos de mucha alegría. Y en una casa en la que se vive así de repente entra ese intruso e impostor. Una especie de pícaro que recurre a la seducción", señala sobre el personaje que le da título.

Elegirla -cuenta- fue un poco capricho suyo respaldado después por el grupo. "Estamos ante una de las grandes obras de teatro de Molière y de la literatura universal. Fue muy habilidoso y supo ganarse el favor de Luis XIV y el rey le facilitó que saliera adelante. Para mí era como una ambición personal e intenté hacerla en su momento con otro grupo, pero no pudo ser y con Kilkarrak surgió esta posibilidad de volver al teatro clásico", indica. Con Shakespeare, Molière y Bertolt Brecht Kilkarrak ha sumado importantes retos en esta dirección. Quedan otros -subraya- con autores españoles entre los que Valle Inclán o Lorca cobran peso.

Al reparto de este último estreno asoman nombres de veteranos de Kilkarrak junto a otras incorporaciones que han dado este paso a raíz de los talleres de teatro impartidos en la casa de juventud. Aunque en uno de los papeles se recurre por necesidades del reparto a una mujer para interpretar un personaje masculino, en el caso de la brigada policial se apuesta por que sea íntegramente femenina. "Son mujeres, como ocurre con la secretaria judicial porque se ha adaptado así el texto en una época en la que empezaban a surgir también los movimientos sufragistas", relata el director.

Aún con la idea de dar agilidad a la obra, Pedro Echávarri reitera la importancia que el texto cobra en muchos momentos de una obra clásica con presentación, nudo y desenlace. "Tenemos aún por delante unos días intensos, pero está bien preparada y la Navidad nos permitirá intensificar el trabajo en la parte final", subraya.