Kilkarrak y un estellés alimentarán a escolares de un pueblo de Honduras

El grupo de teatro cederá la recaudación de su función a la ONG de Juan Ramón Astarriga que abrió una escuela para 40 niños que viven en la selva - (Fuente: Diario de Navarra)

Actores y actrices del grupo de teatro Kilkarrak caracterizados para la obra Tartufo Art Deco. (Foto: Sergio Casi)
Actores y actrices del grupo de teatro Kilkarrak caracterizados para la obra Tartufo Art Deco. (Foto: Sergio Casi)

Miriam Munárriz - Estella

 

En el mundo globalizado que nos ha tocado vivir, si uno pone en Google Maps El Ocotal (Honduras), Internet lo señala de forma certera vía satélite. Pero el localizador apunta a un lugar cubierto de vegetación en el que no se ven casas. Y es que las 90 familias que viven en este pueblo a 200 kilómetros de la capital (Tegucigalpa) y a 8 horas de camino por el mal estado de las carreteras se diseminan por la selva en casas de adobe los más afortunados y de ramas la mayoría.

La miseria les hace sin querer camuflarse en un entorno en el que las viviendas distan caminando hasta un par de horas y donde algunos de los niños para acudir a la escuela tienen que cubrir una distancia de también dos horas. Pero, al menos, hay escuela. “Que también hace las veces de comedor. Las familias mandan allí a sus niños para que aprendan y se alimenten e incluso se da de comer a familiares como ancianos. Al día, nos supone entre 60 y 70 céntimos por comensal”.

El que habla es el fundador de la ONG El Ocotal, José Ramón Astarriaga Corres, un cocinero de Estella de 54 años, casado, con cuatro hijos y voluntario en Honduras desde 2016. Allí acudió de la mano de Acoes Navarra cuando quiso materializar su afán de voluntariado -que también se ha traducido en la guerra de Ucrania con la ayuda para trasladar a Estella a refugiados-y que en uno de los repartos a estos pueblos de la selva recaló en El Ocotal. “Y me pilló, no sé por qué”.

Así que se propuso aliviar la miseria de unas gentes que subsisten de cultivar arroz y frijoles para autoconsumo y donde la escuela era un cuarto mal puesto en el que los niños aprendían lo básico, leer y escribir. “Así que me propuse levantar una escuela en condiciones. Me costó tres años. El dinero que iba reuniendo lo mandaba para allá y ellos la iban construyendo. El alcalde de Tegucigalpa la oficializó porque son conscientes de la miseria que pasan pero no tienen medios para atenderlos. Ahora, en la escuela, con 40 niños, obtienen el título que les permite continuar sus estudios”.

AYUDA PARA ESTELLA

Y en ese afán por garantizarles la comida durante un tiempo prolongado se dirigió al grupo de teatro Kilkarrak por si podían hacer una función benéfica. Para la compañía de Estella no era una novedad. “Una vez, por iniciativa propia, organizamos una representación en la que lo recaudado fue para ayudar a nueve escolares de Estella para acceder al comedor. Y con los 1.2000 euros que conseguimos, tuvieron para todo el curso”, recordaba este viernes su director Pedro Echávarri, que junto a Astarriaga dio una rueda de prensa para presentar esta iniciativa.

Será el sábado, 10 de diciembre, las ocho de la tarde con una entrada de 5 euros a la que se le añade la fila 0 para aquellos que quieran hacer una mayor donación en la cuenta ES52 3008 0195 9147 17563227. Gracias al Ayuntamiento, remarcaron este viernes, se puede contar como escenario con el espacio cultural de Los Llanos. Y allí se dará vida a la obra Tartufo art deco, la versión que sobre la comedia de Móliere ha creado Kilkarrak. “La estrenamos en 2020 pero con la pandemia las representaciones se truncaron”.

En la ciudad del Ega se pudo ver el 16 y 17 de enero, ya que es costumbre de la compañía hacer dos representaciones en la ciudad del Ega. “Y ahora regresamos con novedades, como la incorporación de dos actores, Julia Elorza en el papel de Filipota y Haritz Morrás en el de Valerio. Y junto con esa libre interpretación de recrear una obra del siglo XVII en los locos años veinte, hemos incidido aún más en el humor”, destacó Pedro Echávarri, de una pieza teatral que hará que 40 escolares de El Ocotal puedan ampliar su menú de arroz y frijoles con pollo y hasta el allí prohibitivo pescado. El próximo objetivo es hacer una pasarela para que cuando se recrezca el río por las lluvias los niños no se queden aislados sin poder ir a la escuela. Y sin comer.

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