Texto del programa de "El pelo de la dehesa"

El hombre y su época

MANUEL BRETÓN DE LOS HERREROS nace el 19 de diciembre de 1796, "cerca del Ebro caudal, linde del suelo navarro" en una pequeña villa de la Rioja: "Quel es su nombre, harto pobre; / bien que de dones colmado / a alguna ciudad soberbia / honrar pudiera su campo." Es el hijo segundo de seis. A los once años se traslada a la Corte, adonde el padre ha acudido en busca de algún destino, e inicia estudios de humanidades en el Real Colegio de Padres Escolapios de San Antonio Abad, estudios que interrumpirá en 1811 a consecuencia de la muerte de su padre. La orfandad y la escasez de medios económicos de la familia determinan que el muchacho vaya a vivir con un hermano de la madre. No parece que encontrara cariño ni comprensión en su nuevo hogar, y un reflejo literario de ello hay, acaso, en la comedia "Los dos sobrinos o la escuela de parientes".

Decide independizarse y sienta plaza como soldado el 24 de mayo de 1812. En este año se ha proclamado la Constitución de Cádiz, de la que Bretóns erá un apasionado partidario. En esta etapa recibe una cuchillada, de resultas de la cual pierde la vista del ojo izquierdo, y le quedan señaladas frente y ceja con profunda cicatriz. Toma la licencia absoluta el 8 de marzo de 1822.

En ese mismo año 1822, ingresa en la carrera administrativa. Dos años antes, Riego se había alzado en Cabezas de San Juan contra el absolutismo real, y la política española tomaba un giro liberal que abortarían en 1823 los "Cien mil hijos de San Luis". El escritor, caracterizado por sus ideas liberales, pasa apuros y dificultades, e incluso firma a veces suprimiendo su primer apellido para pasar inadvertido.

Llega, entretanto, la fecha del primer estreno, el 14 de octubre de 1824, con la comedia, "A la vejez, viruelas". En 1831 inicia sus actividades periodísticas, principalmente críticas teatrales, en los periódicos "Correo Literario y Mercantil", "La Aurora de España", "El Universal", "La Ley"... En 1936 toma posesión del empleo de Bibliotecario segundo de la Nacional, en la que llegará a Director y Bibliotecario Mayor en 1847. En 1837, asimismo, ingresa en la Real Academia de la Lengua.

El estreno, 1840, de una pieza de circunstancias a la que tituló "La Ponchada" y que había escrito por encargo del Ayuntamiento de Madrid, le originó vivas contrariedades e incluso persecución por malentendidos políticos... En los años siguientes se retrae de estrenar con la frecuencia anterior, desanimado ante las críticas y repulsas que empieza a recibir de los cronistas de teatro y "con las decepciones y los desengaños de que fue víctima dejó de ser confiado y expansivo en su trato y se tornó receloso y taciturno". Todavía ha de obtener, no obstante, brillantes triunfos, como el de la comedia "¿Quién es ella?", que hubo de emitir anónima a la Junta Censora.

Jubilado en 1854 de la Biblioteca Nacional, aplica principalmente sus afanes al cargo de Secretario de la Academia Española de la Lengua. Ocupado en estas tareas y en las literarias (sus últimos estrenos datan de 1866 y 1867) pasaría sus últimos años hasta su muerte en 1872, de pulmonía.

Coetáneo del Romanticismo, no es Bretón, en lo más representativo de su obra, un escritor perteneciente a esta tendencia, aunque como es lógico aparezca incurso en ella en ocasiones, como el drama "Elena", o los dramas históricos al gusto romántico "Fernando el Emplazado" y "Vellido Dolfos". Aislado tributo -"quizá no muy voluntario", como indica el mismo Bretón- a la moda imperante. Más fácil resulta encontrar en Bretón, con respecto al Romanticismo, la sátira o la parodia caricaturesca.

Espíritu ecléctico y equilibrado el suyo, enemigo de extremismo, maestro en el logro de efectos cómicos, en los juegos caricaturescos o de burla, se hallaba muy lejos de los apasionados románticos. Como afirma en uno de sus artículos: "El efecto teatral es lo primero que se propone un poeta dramático; es su ley suprema, y no ha de renunciar a un argumento feliz porque en la combinación de su fábula sea imposible sujetarse a las reglas, sí puede prometerse un éxito glorioso separándose de ellas sin chocar demasiado con la verosimilitud".

Su obra

El catálogo de obras de BRETÓN DE LOS HERREROS que figura en la edición de 1883 incluye 103 producciones dramáticas originales (en su mayoría, y lo que verdaderamente le da fisonomía propia, comedias de costumbres y caracteres), 64 traducciones y 10 refundiciones; 387 poemas, más de 400 artículos y escritos varios acerca de distintos temas y 562 notas sobre sinónimos.

De muchacho leyó BRETÓN a Moratín y desde entonces confiesa que quedó poseído de una afición supersticiosa a tan insigne "cómico", que introdujo un nuevo concepto del arte dramático, de tal modo que López Rubio afirma que "de él nace nuestro teatro mejor nacido de siglo y medio". Los casos concretos del influjo de Moratín aparecen múltiples: "A la vejez, viruelas", "Un novio para la niña"... Sin embargo, las diferencias surgen notorias también: lo que en Morat´n es comedia docente, moralizante, en BRETÓN tiende a la farsa y a la exageración caricaturesca, lo que le otorga una personalidad propia y característica que Eugenio de Ochoa califica como "el género de Bretón".

BRETÓN toma como base para su obra dramática la sociedad de su tiempo, lo que la convierte, en parte, en documento costumbrista. Los ambientes y las modas, las ideas y las preocupaciones, la anécdota con sabor de época, pequeños problemas, caracteres, tipos humanos o representativos de diversas profesiones o clases, son retratados con mano maestra por BRETÓN. Pero la visión de ambientes o de figuras humanas no es simplemente "fotográfica", sino que aparece intencionalmente deformada, exagerada, caricaturizada, por un propósito cómico que convierte a veces las figuras en "figurones" como los de la literatura de la Edad de Oro.

Cualidades al servicio del comediógrafo son su dominio del lenguaje y de la versificación. Gracejo, flexibilidad, opulenta y variada riqueza de expresión, fluidez, "chispa" espontánea... Y ese sexto sentido indefinible, propio y característico del autor dramático "de raza".

"EL PELO DE LA DEHESA" se estrenó el 13 de febrero de 1840 en el madrileño Teatro del Príncipe. El éxito fue grande. Se llegó a pedir la presencia del autor en la escena y, aunque este se negó a salir, los aplausos arreciaron cuando el primer actor dijo su nombre -las comedias se estrenaban entonces sin indicación generalmente del autor-.

Los personajes de la obra constituyen una sugestiva galería de tipos y cacacteres. Así, don Frutos recuerda a uno de los "figurones" de las comedias de la Edad de Oro, aunque más bien insinúe precursoramente rasgos de los personajes tragicómicos en Arniches; don Miguel, el militar, es aprovechado para satirizar paródicamente el Romanticismo; la marquesa es descendiente directa de la doña Irene de "El sí de las niñas"... Esta serie de personajes o tipos humanos -el lugareño rudo de buen corazón, la muchacha superficial, la marquesa pretenciosa e interesada, el militar orgulloso y apasionado, el "correveidile" mentiroso y gorrón...- constituyen, qué duda cabe, una muestra de ciertos sectores de la sociedad española de la época. El profundo dominio e instinto teatrales de BRETÓN se destacan con evidencia y en esta comedia, que, intrascendente en su argumento, conserva todavía, vivos, frescos y eficaces, notorios valores visibles en la representación o en la simple lectura.